martes, 28 de julio de 2009

EL ARTE DE AMAR, FROMM: El amor y su desintegración en la sociedad occidental contemporánea.


En el capítulo tercero de su libro el Arte de amar (El amor y su desintegración en la sociedad occidental contemporánea), Fromm nos argumenta como la sociedad actual occidental capitalista es incapaz de llevar al amor, por su firme individualismo y egoísmo, que lleva a formar relaciones basadas en un mero valor de uso.

El capitalismo ha llegado a tal punto que no solo regula el mercado, sino también las relaciones sociales, y con ello, las relaciones afectivas. La acumulación de capital, lleva aparejada la burocracia, y con ello, la sumisión del individuo a los intereses económicos de las empresas. Otra arma del capitalismo, es la división del trabajo, que hace del ser humano, una pieza de la cadena de producción, una máquina, la alienación de la naturaleza humana. Lo único que pide el capitalismo del hombre, es un ser dispuesto a consumir en todos los aspectos de su vida, y por esto mismo, ser manejado por intereses meramente económicos, de obtención de más y más ganancias.

La consecuencia de estos procesos en la sociedad capitalista, es la máxima enajenación del hombre, convirtiéndolo en artículo de consumo, donde las relaciones humanas, actúan como un mercado. Ahora las relaciones son llevadas a cabo no por seres humanos, sino por autómatas enajenados, esclavos de la alienación capitalista. Esta concepción antropológica fruto del capitalismo, hace que los hombres se sientan solos, y que su única vía de escape de la soledad, sea mantenerse cerca del rebaño y jamás tener un sentimiento reaccionario hacia el sistema. Los lenitivos de esa angustia e incertidumbre, es la búsqueda ansiosa de la seguridad, a través de la rutina del trabajo burocratizado y la rutina de la diversión, el consumo pasivo. La felicidad hoy n día se basa en este consumo de cine, música, bebidas espiritosas, cigarrillos, fiestas…etc. Tanto lo material como lo espiritual se ha convertido en un artículo de intercambio y consumo.

El ser humano de hoy en día, el autómata, no puede amar, simplemente intercambia, compra y vende sentimientos. Ha convertido en el amor como un remedio hacia la soledad, y ha hecho confundir el puro egoísmo fruto de la teoría liberal, como el alcance del amor verdadero.

Antes se pensaba, que las rupturas se debían a que la pareja no gozaba de satisfacción sexual, que si hubiera una plena compenetración sexual, esa pareja se amaría hasta la eternidad. Pero el amor no es el resultado de la satisfacción sexual, la felicidad sexual, es el resultado del amor y l amor es la parte consciente sexual. La causa de los problemas sexuales, radican por lo general, en las inhibiciones de los autómatas en amar. Esta concepción de que el amor radica en la complicidad sexual, es fruto de las teorías psicoanalíticas freudianas, ya que para Freud, el amor es un fenómeno sexual. La satisfacción sexual inmediata puede verse en la sociedad de consumo capitalista actual como mera fuente de consumo inmediato.

Las ideas de Freud están plenamente influidas por el espíritu del diecinueve. Se pueden concebir como reacción hacia la época victoriana, reacción hacia la represión de los instintos sexuales o por el concepto del hombre prevaleciente, que el móvil del hombre es la saciedad sexual. Pero Freud no concibió la naturaleza humana en su totalidad, que es la situación común a todos los hombres y su situación en la estructura social.

Las relaciones afectivas requieren colaboración de las necesidades de la pareja, por parte de ambos, para poder llegar a una plena satisfacción mutua. Pero esta colaboración no es más que un mecanismo de defensa de la enajenación del capitalismo, una alianza cuyo fin es tener cubiertas una serie de necesidades manifiestas.

Tanto el concepto Freudiano de amor de satisfacción sexual como la visión de colaboración de Sullivan para huir de la soledad y enajenación de la sociedad capitalista son la ventana de la desintegración del amor en la sociedad capitalista.

Una de las patologías del amor es el amor neurótico en el que uno o los dos miembros de la pareja permanecen atados a la figura paterna o materna y le transfieren todo tipo de sentimientos a su persona amada. Son personas inmaduras cuya relación es superficial e irresponsable y su única finalidad es ser amados, pero nunca amar. Hay casos en los que la madre del que tiene tal patología ha sido demasiado sobreprotectora y posesiva, o el padre demasiado afectivo y la madre ha sido bastante indiferente. Este último caso, el hijo no suele tener buenas relaciones con las mujeres. Cuando los padres no se aman, pero son reprimidos a la hora de discutir para poder solucionar sus problemas, esto hace que la niña nunca tenga una plena confianza con los padres y viva absorta en un mundo imaginado e ideal, que también se manifestará en el amor. Otra forma de amor neurótico es la evasión de los problemas propios a través de mecanismos proyectivos concentrando esos problemas en los defectos de la persona a la que se ama. Otra forma de proyectar esos problemas es a través de los hijos.

Otra de las patologías es el pseudoamor, en los que Fromm diferencia en amor idolátrico y amor sentimental. El amor idolátrico se da cuando una persona no se siente totalmente autorrealizada tiende a idolatrar a la persona amada, cuyas características van a llenar el vacío existencial de esa persona. El amor sentimental es aquel que se fundamenta en la pura fantasía, cuando la persona satisface sus necesidades amorosas a través del consumo (cine, literatura, música) romántico. La otra forma de amor sentimental es aquel en el que se vive pensando en un futuro ideal de la relación que se mantiene en el presente.

La mayoría de los conflictos surgen de evitar los verdaderos conflictos reales. Pero el verdadero amor sólo es posible a través de la comunicación y compartiendo una misma existencia.

Otros sociólogos también han tratado la rearticulación de las relaciones en el mundo postmoderno. Destaco a Giddens con La transformación de la intimida: Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades modernas, a Barman con Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, y por último a Ulrich Beck, Elisabeth Beck-Gernsheim por El normal caos del amor: las nuevas formas de la relación amorosa.

Fromm al igual que otros autores, no se ha quedado anclados en las explicaciones institucionales, burocráticas, económicas, políticas, medioambientales, culturales…etc., sobre los cambios sociales de las sociedades modernas debido a la industrialización y al capitalismo. También ha dado ese giro de tuerca hacia las relaciones afectivas que se están transformando en el mundo postmoderno.

La enajenación capitalista se ha trasladado a todos los ámbitos de la vida del individuo, hasta el territorio amoroso y sexual. Nos movemos por la falsa conciencia de un amor ficticio, ficticio porque no es puro, sino un reflejo de nuestras necesidades, necesidades vacías de amor, necesidades que parten de soluciones inventadas que demanda la sociedad actual para que haya una mayor oferta. Oferta y demanda que se traduce en autómatas de consumo, totalmente alienados por las multinacionales.

Ya no es sólo que la felicidad nuestras relaciones amorosas se asienten bajo el pilar del consumo, sino el uso que le damos a nuestra pareja. ¿Verdaderamente estamos enamorados o simplemente es una manera de huir de la soledad, de la enajenación y poder cumplir con la demanda del consumo, teniendo una pareja estable para garantizarte una mínima estabilidad sexual y tener acompañante para ir al cine o a dar paseos a los centros comerciales? Y como no,para hipotecarse.

Yo para esto,paso.

1 comentario:

Juan Pablo dijo...

Excelente entrada, me ha gustado mucho.

Pero esas clases de falso amor que comentas no son más que mecanismos del subconsciente que surgen en un contexto lleno de imperfecciones. No es culpa de la sociedad.

La introspección es algo muy doloroso que no todos están dispuesto a soportar.

Pero bueno, dios los crea, y ellos se juntan. Mientras el contexto siga enfermo, las intenciones ideales de perfección y aspiración quedan reservados a unos pocos sufridores.