sábado, 28 de mayo de 2011

Viejos verdes y otras hierbas.


Hoy volviendo a mi casa en el autobús, junto a mí se ha sentado un viejo que ha comenzado a darme conversación. No voy a decir todas las tonterías que decía, pero resumiendo, su discurso era básicamente machista: la naturalización de las diferencias de género, los comentarios acerca de mi cuerpo, sus ideales de amor romántico caballeresco, sus elogios hacía sí mismo hablando desde la botánica, la demografía, pasando por la medicina...en definitiva, pseudofilosofía de bar, que ojo, a mí me encanta, pero depende por donde vayan los tiros...

Este tipo de gente resulta incómoda pero a su vez me gusta experimentar con ella. He mostrado toda la educación y pasividad exigida a cualquier señorita, pero, como yo salí rana, aunque sea señorita soy bastante golfa, y el escote que llevaba asomaba sutilmente el comienzo de la aureola de mi pezoncillo izquierdo, y claro al viejo se le iba la mirada. Cuando el tipo en cuestión se acercaba a su parada, me preguntó que hacia donde iba yo. Le digo que a mi barrio, y me dice que fue construido por Banús, y él licenciado en derecho, llevó sus escrituras y demás movidas legales. Lo gracioso ha sido cuando me ha preguntado "¿Sabes quién era Banús?" y le respondo "Claro, ese fascista hijo de puta construyó mi barrio y se hizo multimillonario explotando a presos republicanos".

Situaciones de este estilo son habituales, sea con viejos verdes, jóvenes verdes, blancos verdes, negros verdes...en fín, hombres verdes de cualquier clase y condición. Que a ver, te puedes acercar a alguien que te ha llamado la atención por el motivo que sea, e iniciar una conversación, pero si una vez que metes fichas, la cosa ves que cojea...¿por qué lo fuerzas en lugar de largarte?

En fin, hasta los ovarios de tantos cojones, y cada vez más.

No hay comentarios: